¡Y que crezca!

Pelo largo
 
Mi experiencia con los cabellos cortos se forjó de repente, cuando cumplí 18 años. Antes, tenía el pelo largo, grueso y ondulado y mi madre insistía en que me lo peinara todos los días. Y ahí, y sé que debo parecer una loca, me veía obligada a asirme al depósito del baño para no caerme cuando mi madre me tiraba del pelo. Juraría que mi madre levantaba pesas a escondidas por la fuerza que tenía cuando me tiraba de la cola de caballo o de mis tirabuzones. Ya pueden imaginarse ustedes los gritos de una niñita de ocho años en estas condiciones.
 
Una mañana especialmente movida, mi madre me advirtió que si gritaba una vez más me llevaría a la peluquería para que me cortaran el pelo. En cuanto me lo dijo, solté un grito. Así, fuimos enseguida a la peluquería y me cortaron el pelo a la altura de un semilargo. A partir de ahí, me lo he ido cortando progresivamente.
 
Desde ese día, hace unos veinte años, me dejé crecer oficialmente el pelo como quería. Como máximo, lo dejé crecer hasta los hombros y, como mínimo, lo tuve apenas un poco más largo de un centímetro, con el diseño hecho con la afeitadora en la parte trasera (¡bueno, eran los años 80!). Entonces, puedo decir honestamente que viví muchas experiencias en materia de crecimiento de cabello.
 
Por supuesto, dejarse crecer el cabello normalmente es fácil. El pelo crece en un promedio de 1,2 cm por mes. La alimentación y la salud juegan un rol importante en la rapidez de crecimiento. Si tienes la oportunidad de tomar vitaminas prenatales, cuida mucho tu pelo y tus uñas, pues crecen más rápido de lo normal. Cuando yo estaba embarazada, me cortaba el pelo cada cuatro semanas para poder mantener solamente mi estilo.
 
Si tu alimentación es muy pobre, tu cabello crecerá igual, pero probablemente será más débil que los cabellos normales sanos y se quebrará con mayor facilidad. Piensa en las imágenes de Etiopía que hayas visto. ¿Cuántas de estas personas tenían el pelo lo suficientemente largo como para que les llegara a la altura de lass orejas? La mayoría tiene solamente la cabeza cubierta por rizos minúsculos debido a las carencias extremas en su alimentación.
 
Ya hemos determinado hasta qué punto la alimentación es importante para que crezca el cabello. El otro elemento clave es la paciencia. Se trata del elemento que me impulsó muchas veces a ir a la peluquería. En el momento en que mi pelo empieza a tener un mínimo toque “horroroso”, salgo corriendo y me lo corto. ¿Cómo pasar por esta etapa? Primero, ten una meta en tu cabeza, y no solamente un objetivo final, sino una meta que incluya todas las etapas intermedias. Si sólo piensas obsesivamente en tus largos rizos ondeantes, tienes que esperar a que el pelo crezca.
 
Al igual que un bebé que tiene que pasar por muchas etapas físicas antes de lograr los primeros pasos torpes, tu peinado debe pasar por muchos estadios. Vete al kiosco de periódicos más cercano y compra algunos ejemplares de revistas de moda capilar. Busca estilos que se adapten a tu rostro y a la textura de tu cabello. Luego, elige uno de ellos que no sea más de cinco centímetros más largo que tu peinado actual. Así, tu estilista podrá cortarte el pelo de modo tal que pueda crecer con la forma del estilo de tus sueños. Haz esto todas las veces que te sientas lejos del objetivo final.
 
Ahora bien, el hecho de que te dejes crecer el cabello no significa que tengas que dejar de cortarlo. Es indispensable que te hagas algunos arreglos con regularidad. Sin eso, tu cabello pronto será demasiado largo e incontrolable. Mantén tu look y estás a gusto con tu estilo de hada “pixie cut”, con tu estilo Barbarella o con todo lo que haya entre medias. Elige un estilo con textura para que no parezcas un pato mojado si no te cortas el pelo en dos meses.
 
Si te estás dejando crecer el pelo, no esperes que aparezcan largos mechones de la noche a la mañana. Si quieres eso, ¡hazte extensiones! Dejarse crecer el pelo implica tiempo, mucho tiempo, y paciencia. Come bien, recórtate las puntas y déjalo que crezca tranquilamente. El cabello corto puede ser magnífico, dependiendo de quién lo lleve, con lo cual si en la peluquería te das cuenta de que no eres Halle Berry, ¡déjatelo crecer! ¡Y que crezca!
 
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