Los cuidados capilares, del lado de los hombres

Hombre que se peina
Foto: Ollyy/Shutterstock
Corte y cuidado
 
El ámbito del cabello masculino ha representado, hasta hace pocos años, una porción realmente modesta de la industria de la belleza y el cuidado capilar. Pocos productos disponibles en el mercado se orientaban específicamente al público masculino, y eran generalmente las lacas o las tinturas que se conocían desde hacía decenas de años. Esta falta de variedad entre los productos capilares para hombres no era considerada un problema, pues se decía que los verdaderos hombres no tenían que “preocuparse” por su pelo.
 
Los hombres ya tenían que preocuparse de un terreno en el cual las mujeres no tenían problemas: la barba. Para muchos hombres, esto implicaba que no solamente tenían que levantarse a la mañana, ducharse, lavarse el pelo, cepillarse los dientes y peinarse, sino que también había que afeitarse la barba. El afeitado era una pérdida de tiempo y, a menudo, una actividad arriesgada que suponía heridas o cortes que había que curar. Así, muchos hombres debían pensar: “Si tengo que levantarme temprano todas las mañanas y afeitarme, más vale que mi pelo sea lo más sencillo posible de peinar”.
 
Antes de 1960, la inmensa mayoría de los hombres llevaba el cabello corto. Los profesionales que cortaban, peinaban y, además, se ocupaban del mantenimiento del cabello, a su vez, también eran hombres, a quienes se los solía llamar “barberos”. Los estilos masculinos consistían en un “corte en la parte trasera y en los lados”, con algunas variaciones en la parte superior de la cabeza, según las preferencias o las necesidades de cada uno (en caso de calvicie).
 
La visita al barbero, los sábados, era rápida: bzz, bzz, bzz, clac, clac, clac, ¡y listo! En quince minutos, ya estabas afuera. A menudo, pasabas más tiempo esperando tu turno que cortándote el cabello.
 
Pero a fines de los años 60 surgió una revolución cultural y el cabello de los hombres pasó a ser un símbolo social. Los jóvenes que estaban en contra del orden establecido, que protestaban contra los gobiernos y contra las guerras de ultramar, comenzaron a dejarse crecer el cabello. La idea era que dejándote crecer el cabello mostrabas tus ansias de libertad e individualidad y reflejabas tu oposición contra el conformismo, las normas sociales y los adoctrinamientos militares. Estas ideas fueron adoptadas por los artistas y los famosos de la época, lo cual hizo que se hicieran más populares entre sus jóvenes fans.
 
En los años 70, después del fin de los conflictos, el ideal de cabello largo no era más que la expresión de un deseo individual, y se transformó en un simple detalle característico de las nuevas generaciones. Sin embargo, en este mismo momento también aparecieron los primeros cambios relativos a los estilos de peinado de hombre. El cabello largo requería más cuidados para que pudiera destacarse y, dado que muchos estilos de moda a finales de los años 70 y comienzos de los 80 eran “unisex”, los hombres comenzaron a querer controlar mejor su cabello, con la ayuda de productos como la mousse, las cremas, los geles y los sprays.
 
También tuvieron que aceptar ciertas necesidades capilares, como el brushing, que les permitieron lograr los estilos de moda. Todavía nos queda una “idea heredada” que explica la reticencia masculina a usar herramientas y productos para cuidar el cabello: se trata de la idea de que pasar demasiado tiempo ocupándose del cabello es cosa de “niñas”. Además, sucede que algunos hombres le dedican bastante tiempo a su cabello, pero lo niegan cuando se les pregunta por ello.
 
Cuidado del cabello masculino
Foto: Ollyy/Shutterstock
Mirando hacia atrás unas cuantas décadas, nos damos cuenta de hasta qué punto los cambios de cultura tienen un carácter cíclico. El cabello largo llegó a su cima a fines de los años 80, y luego se acortó. La tendencia siguió cambiando durante algunos años y la alternancia continúa – algunos años se usa más largo, luego durante los años siguientes más corto. Finalmente, parece que el largo del cabello de los hombres es siempre “aceptable”, sea cual sea.
 
Aunque se acepte el pelo largo y aunque exista una gran variedad de estilos y de largos, muchos hombres todavía siguen pensando que “preocuparse” por su cabello no es una actitud muy viril. Es algo que no se ve tan mal desde hace algunas décadas, pero muchos hombres todavía se resisten a ello.
 
Estos últimos diez años, sin embargo, la sociedad ha experimentado nuevas percepciones sobre la naturaleza de la sexualidad humana. Y, como la definición de “hombre” ha cambiado, ciertos estilos de vida alternativos se han ido aceptando mejor, al tiempo que algunos prejuicios sobre los hombres que “se arreglan” se han ido atenuando. Los hombres ya comprenden que es necesario arreglarse para hacerse notar y que tienen que cuidar su apariencia. El cuidado no es solamente una necesidad, sino que también es algo que se hace de modo “voluntario”.
 
Las herramientas y los productos
 
Como dije más arriba en este artículo, las industrias del cuidado capilar y de la belleza se concentraron durante décadas en los productos para mujeres (que las campañas de marketing también privilegiaron). De vez en cuando, una compañía (a menudo también especializada en productos de afeitado) decidía lanzarse al mercado específicamente masculino del cuidado del cabello. Estos productos a menudo se parecían mucho a sus equivalentes femeninos, pero con fragancias más masculinas.
 
De hecho, las fragancias eran tradicionalmente una fuente de rechazo para muchos productos capilares masculinos. Además, la mayoría de los productos masculinos no lograban alcanzar el nivel de actuación de otros, a la vez que eran menos variados.
 
Por suerte, las principales compañías de productos capilares terminaron dándose cuenta de que había un lugar vacío en el mercado. Así, hoy disponemos de productos sin perfume o con fragancias neutras (limón, sensación de frescura, etc.) que son tan populares entre los hombres como entre las mujeres. Un hombre ya no tiene que soportar todo el día el olor a las “flores silvestres” o a la “frescura de primavera”.
 
De hecho, los hombres ya pueden elegir sus productos y sus tipos de cuidado del mismo modo que las mujeres. Tú determinas qué producto y qué herramientas te convienen según tu tipo de cabello, su estado y el de tu cuero cabelludo, y la textura de tu melena.
 
Por ejemplo, si tienes el cabello fino y un cuero cabelludo graso, y si llevas un corte corto abierto, tendrás que usar un champú que te aporte forma y volumen y que lave bien, un producto para aclarar, un gel para peinar que le dé a tu pelo textura y orden, y seguramente deberás recurrir a un brushing para lograr el peinado que quieres. Una vez que tu cabello esté seco y peinado, puedes utilizar gomina o geles para perfilar las puntas.
 
Los hombres no tienen ninguna razón para sentirse incómodos al comprar productos capilares y, afortunadamente, muchos hombres modernos no tienen ningún problema con ello. El objetivo es verse mejor, y los productos de cuidado del cabello son solamente herramientas para lograrlo. Entonces, estudia bien tu cabello y el estilo que quieres, y busca los productos que te ayuden a lograr el look deseado.
 
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